Ya sabía antes de empezar que era una lucha perdida, una búsqueda de algo imposible. No me imaginaba que el principio de ese nada fuera así, tan… tan… especial? no, no es la palabra. Pasar en tan poco tiempo de nada a mucho. En ese tiempo me hiciste la chica más feliz, como me lo pudiste quitar tan deprisa, tan fácil como quitarle un caramelo a un niño. Si en verdad sabes todo, ¿Por qué lo haces? ¿Por qué sigues tratándome como si yo no supiera que lo sabes? Joder, ya sé la respuesta, ya sé que si hubiera una mínima posibilidad serias tu quien vinieras a mí, pero no vienes, no vienes porque no quieres. Puedo seguir pensando que lo intentaré, que llegara el día en el que el miedo desaparecerá, pero ¿y si no es así? ¿Y si el miedo no desaparece y yo me rindo sin intentarlo? Pues habré perdido el doble, no sabré nunca si hubiera podido suceder, y lo peor de todo seguiré teniendo miedo, esa sensación que siempre me acompañará y no me dejara encontrar la verdadera felicidad, esa que solamente encuentro cuando tú me hablas, me sonríes o simplemente me miras por casualidad.
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