Y hoy como otro día cualquiera vuelves a pensar en lo que deberías hacer para que todo saliera bien, en planear todo a la perfección para no fallar, esta vez no, te repites una y otra vez. Y luego vuelves a ser la misma cobarde de mierda, esa que había repetido mil y una vez que iba a arriesgar, que no iba a sufrir y que iba a olvidar si algo salía mal. Ya no sabes cuándo vas a volver a tener la oportunidad de hacerlo, pero para que pensar en eso si sabes que no lo vas a hacer, sabes que va a pasar lo mismo de siempre y al final te cansas tu y la gente de tu alrededor, esa que tiene que aguantar tus impulsos en los que dices que te la vas a jugar a todo o nada.
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